New wave. Art punk. Tropicalismo rave. Mod revival. New romantic. Power pop. Synthpunk. Cool wave. Acid. Trip-hop. Hip house. Electro pop diluido. Drum and bass. Psytrance. Goa chill. Sophisti-pop. Lo-spectoriano. Ethereal wave. Glitch. Dubstep. Psidub. Country vintage. Mainstream. High rockabilly. Beach punk.
Me da la risa con las palabras que utilizan los críticos musicales a la hora de escribir acerca de nuevos álbumes, artistas que resurgen y demás. Juntándolas todas podríamos hacer un diccionario de lo más divertido y biensonante. Eso sí, no utilizan el castellano ni a tiros… les debe de sonar paleto o algo.
Todo esto es muy bonito sí. Pero me pone TAN ENFERMA tener que tirar de Wikipedia después de leerme cada crítica… ¿Acaso se creen que todos los lectores somos tan eruditos y sapientísimos melómanos como ellos? Que escriban para mortales, que nadie nace sabiendo. A mi me encanta adquirir cultura musical, pero esto ya es forzar el asunto. Muchas de las palabras se entienden bien, y muchos géneros ya sabemos cuáles son, pero aún así. A veces pienso que se las inventan. Y los géneros igual. Sale una canción nueva que no saben clasificarla en según que género y se inventan uno nuevo que suena fenomenal. Además es que al final no me entero de nada, no sé si habla de óperas primas superguays o de las cacas podridas del momento. A Eloy Vázquez lo tengo cruzadísimo. Y encima es que los peores son los de Vanidad, que dentro de las revistas que se acercan a la cultura alternativa, es la que es más comercial y ligera de todas. Entendería que hicieran esas críticas en Neo2 y por supuesto en Mondosonoro o Rockdelux, que al fin y al cabo son más concentradas, pero ¿en Vanidad? Que últimamente nos bombardea con la vida de los Polock y nos mete entrevistas a Miguel Ángel Silvestre o a Fran Perea… Y me gusta Vanidad pero ya se pasan. Existe algo llamado línea editorial, por si algunos no lo saben, y hay que ser un poquito coherentes con ella.
Acerca de “The Depreciation Guild”, un trío de Nueva York salido al parecer de los “The Pains Of Being Pure At Heart” (a quienes por cierto vi este verano en el Jazzaldia), Sergio Gil escribe lo siguiente, y cito textualmente:
“(…) arrancaron la banda fusionando el sonido “slumberland” con melodías al más puro estilo 8 bits, algo así como Nintendo shoegaze. Cortinas monofónicas y game boys, melodías vocales saturadas de reverb e imagen a lo c86.”
Y se queda tan ancho. Y yo no paro de reírme. ¿Alguien ha entendido cómo suena The Depreciation Guild? A mí ni las comparaciones con la Nintendo me aclaran.
Los estoy escuchando ahora en el Spotify (que por lo visto es la única forma que tengo para hacerme una idea) y no están mal, la verdad. Me recuerdan un poco a Ringo Deathstarr.
Los críticos a veces no ayudan nada. Pero nada en absoluto.
Y qué manía con decir “mainstream” en vez de “comercial”.
Me da la risa con las palabras que utilizan los críticos musicales a la hora de escribir acerca de nuevos álbumes, artistas que resurgen y demás. Juntándolas todas podríamos hacer un diccionario de lo más divertido y biensonante. Eso sí, no utilizan el castellano ni a tiros… les debe de sonar paleto o algo.
Todo esto es muy bonito sí. Pero me pone TAN ENFERMA tener que tirar de Wikipedia después de leerme cada crítica… ¿Acaso se creen que todos los lectores somos tan eruditos y sapientísimos melómanos como ellos? Que escriban para mortales, que nadie nace sabiendo. A mi me encanta adquirir cultura musical, pero esto ya es forzar el asunto. Muchas de las palabras se entienden bien, y muchos géneros ya sabemos cuáles son, pero aún así. A veces pienso que se las inventan. Y los géneros igual. Sale una canción nueva que no saben clasificarla en según que género y se inventan uno nuevo que suena fenomenal. Además es que al final no me entero de nada, no sé si habla de óperas primas superguays o de las cacas podridas del momento. A Eloy Vázquez lo tengo cruzadísimo. Y encima es que los peores son los de Vanidad, que dentro de las revistas que se acercan a la cultura alternativa, es la que es más comercial y ligera de todas. Entendería que hicieran esas críticas en Neo2 y por supuesto en Mondosonoro o Rockdelux, que al fin y al cabo son más concentradas, pero ¿en Vanidad? Que últimamente nos bombardea con la vida de los Polock y nos mete entrevistas a Miguel Ángel Silvestre o a Fran Perea… Y me gusta Vanidad pero ya se pasan. Existe algo llamado línea editorial, por si algunos no lo saben, y hay que ser un poquito coherentes con ella.
Acerca de “The Depreciation Guild”, un trío de Nueva York salido al parecer de los “The Pains Of Being Pure At Heart” (a quienes por cierto vi este verano en el Jazzaldia), Sergio Gil escribe lo siguiente, y cito textualmente:
“(…) arrancaron la banda fusionando el sonido “slumberland” con melodías al más puro estilo 8 bits, algo así como Nintendo shoegaze. Cortinas monofónicas y game boys, melodías vocales saturadas de reverb e imagen a lo c86.”
Y se queda tan ancho. Y yo no paro de reírme. ¿Alguien ha entendido cómo suena The Depreciation Guild? A mí ni las comparaciones con la Nintendo me aclaran.
Los estoy escuchando ahora en el Spotify (que por lo visto es la única forma que tengo para hacerme una idea) y no están mal, la verdad. Me recuerdan un poco a Ringo Deathstarr.
Los críticos a veces no ayudan nada. Pero nada en absoluto.
Y qué manía con decir “mainstream” en vez de “comercial”.
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